El entrenador, de 60 años, firmó hasta diciembre de 2024.
Gustavo Costas se convirtió este jueves en el nuevo entrenador de Racing después de que el representante del DT, Fernando Alonso, y el presidente del club de Avellaneda, Víctor Blanco, alcanzaran un acuerdo económico. Ex mascota, símbolo como jugador y con un doble paso en el banco de la Academia en tiempos de dificultades económicas, el ex zaguero central firmó contrato hasta diciembre de 2024.
Costas, de 60 años y titular indiscutido en el equipo que fue campeón en la Supercopa 1988, viene de dirigir el seleccionado de Bolivia, en donde acumuló cuatro derrotas en igual cantidad de presentaciones y terminó dando un paso al costado .
Una performance que poco tiene que ver con su exitoso periplo por el fútbol de Latinoamérica, que incluye títulos en cuatro ligas diferentes. Los consiguió en Alianza Lima, con un tricampeonato entre 2003 y 2005 en el fútbol peruano; en Cerro Porteño de Paraguay (2005); en Barcelona de Ecuador (2012); y en Independiente Santa Fe de Colombia (2014, 2015, 2016 y 2017). También, logró la primera estrella de un equipo cafetero en otro continente, la Suruga Bank con el mismo Santa Fe..
Costas, que también registra pasos por México (Atlas) y por Arabia Saudita (Al Nassr y Al-Fayha), fue técnico de Racing en la época de la quiebra, cuando el club tenía que pedirle permiso al juez Enrique Gorostegui para jugar. Y también, en la última etapa del gerenciamiento, cuando Blanquiceleste S.A se desdibujaba entre deudas y malos manejos. Fueron años complejos, de crisis económica, institucional y deportiva. En aquellos dos ciclos dirigió un total de 80 encuentros con 23 victorias, 23 empates y 34 derrotas. Es por eso que le había quedado la espina de poder administrar riquezas.
Será, con Racing empoderado y competitivo, tiempo de revancha para Costas, quien además llegará a la Academia con sus hijos. Federico es uno de los preparadores físicos (el otro es Cristian Angentieri) y Gonzalo, analista de video. Su ayudante es Omar Pouso, un aguerrido ex volante uruguayo que jugó en Gimnasia La Plata y acompaña al entrenador desde el año pasado, cuando asumió en Palestino de Chile antes de desembarcar en Bolivia.
El deseo de Costas por volver a Racing fue determinante para cerrar el vínculo. Y es que el ofrecimiento económico no es el mejor para el entrenador, que tenía sondeos de algunos clubes de Latinoamérica. La primera oferta, del martes por la tarde, fue pobre, y entre miércoles y jueves se acercaron las partes. Eso sí: Costas se puso firme en cuanto a la necesidad de traer refuerzos. Entonces, el DT optó por bajar sus pretensiones, pero insistió en poner la lupa en el mercado de pases.
Costa, que será presentado oficialmente en las próximas horas, confía en poder obtener la Copa Sudamericana del año que viene. Para eso, pretende reforzar el plantel con un par de marcadores centrales (Leonardo Sigali es un veterano de 37 años y Gonzalo Piovi fue vendido al Cruz Azul), un volante central para reemplazar a Aníbal Moreno y un delantero para acompañar a Roger Martínez.
“Cuando agarramos un equipo trato de que tengamos armonía en el plantel. Hablo demasiado con los jugadores, me gusta que estén contentos porque para que el futbolista rinda bien, tiene que estar feliz. A veces pensamos que los jugadores son maquinitas y ellos tienen los mismos problemas que cualquier ciudadano. A mí me gusta saber cómo está su vida privada, si necesita algo. Y a la hora de trabajar, también. Primero, mucha intensidad. Después, hablar constantemente. De cómo salimos a buscar los partidos, de cuál es la mejor estrategia para plantearlos”, contó Costas en una charla con Clarín en 2020.
Y agregó: “Cuando agarro un club, yo no me caso con ningún esquema. Los partidos tratamos de estudiarlos. Esos que dicen ‘yo muero con la mía’… No, no van. Yo quiero ganar siempre. Saldré a presionar o no. Hay momentos del partido que el rival va a saber tener la pelota, te puede llevar, no es que te metés atrás, o te puede pasar al revés y tenés que saber cómo entrarle. Me gusta salir jugando si no me presionan arriba, si tengo espacios. Nadie tiene la verdad en el fútbol. Pueden ganar los que defienden o los que atacan. Hay que saber manejar el equilibrio, lo más difícil en la vida. Tanto en el fútbol como con la familia o el trabajo”.